1024, capítulo 03
Al final había alcanzado el 1024 como todo en la vida: sin pensar mucho, por ensayo y error. Más bien como quien no quería la cosa. Tímidamente. Equivocándose y volviendo a empezar, con una convicción que podía haber convencido a cualquiera, pero a él mismo no lo convencía. Y claro, 1024 no era nada, era tan sólo la mitad del camino. Quedaba aún medio juego por jugar. Pero como le pasaba con casi todo, ese pequeño hecho ya lo había ilusionado... De pronto sostener el presente entre sus dedos parecía más imprescindible que el recién atravesado camino de espinas pasado, o el lustroso, siempre nuevo, con etiquetas y sellos, futuro que se dibujaba delante... ¿Hacia dónde mover? Y la importancia de aquella decisión le hizo sudar las manos.